Los conflictos armados tienen una doble faz. La cara más conmovedora es la menos visible: las mujeres y niñas que se ven atrapadas en medio del fuego cruzado.
Desde nuestra mirada de Occidente, no alcanzamos a dimensionar lo que los conflictos bélicos suponen para la población civil, ni lo que comportan para las mujeres. Situaciones extremas a las que se enfrentan al ser separadas de sus seres queridos, desplazadas, esclavizadas, víctimas de violencia sexual, trata o matrimonio forzado.
Muchas mujeres enviudan o pierden a sus hijos y, sin tiempo para enjuagar las lágrimas, deben sacar fuerzas de flaqueza para afrontar los desafíos e intentar superar los traumas de la guerra.
Sufrimiento que queda diluido en las noticias de los ataques. Frente a su queja silente ¡nuestro grito por sus derechos, libertad y dignidad!
Por ello, debemos alertar acerca de las atrocidades padecidas por las mujeres en los conflictos bélicos recientes en todo el mundo, ya que revelan cómo las mujeres son utilizadas como instrumentos de guerra, convirtiendo su cuerpo en un campo de batalla adicional. También lugares más cercanos a Europa, como el conflicto en Bosnia y Herzegovina, han sido escenarios de abusos y crímenes contra la humanidad cometidos contra las mujeres.